Ya viene siendo habitual que la Escuela de Música Manuel Lattur de Dénia celebre una vez al año una jornada sobre cómo practicar primeros auxilios. La médico Marta Carrió, instructora del Plan Nacional de RCP y especialista en Anestesia, realizaba ayer esta formación dirigida al ciudadano en general para proporcionarle el nivel de conocimiento y habilidades adecuadas para socorrer a una víctima que requiere de soporte vital.
Entre las prácticas que expuso la doctora, pudimos aprender a realizar la maniobra de Heimlich, un procedimiento mediante compresiones abdominales para desobstruir el conducto respiratorio, normalmente bloqueado por un trozo de alimento o cualquier otro objeto. Es una técnica efectiva para salvar vidas en caso de asfixia por atragantamiento.
Cómo detectar la parada cardiorespiratoria y qué debes hacer.
Cuando tras un accidente en el hogar, y aunque no sepas la causa, veas que una persona está inconsciente y no respira espontáneamente, debes iniciar rápidamente las maniobras de «reanimación cardiopulmonar».
1. Asegura el lugar de los hechos. Elimina los peligros que amenacen tu seguridad, la del paciente o la de las personas que ahí se encuentren.
2. Comprueba el estado de consciencia de la víctima. Arrodíllate a la altura de los hombros de la víctima y sacúdelos con suavidad.
Acércate a su cara y pregúntale en voz alta si se encuentra bien:
Si responde: deja a la víctima en la posición en que se encuentra y pasa a realizar una valoración secundaria, poniendo solución a los problemas que vayas detectando.
Si no responde:
3. Pide ayuda sin abandonar a la víctima y colócale en posición de reanimación. Boca arriba con brazos y piernas alineados sobre una superficie rígida y con el tórax al descubierto.
4. Abre la vía aérea. Coloca una mano sobre la frente y con la otra tira del mentón hacia arriba, para evitar que la lengua impida el paso del aire a los pulmones.
5. Comprueba si la víctima respira normalmente manteniendo la vía aérea abierta (ver, oír, sentir durante no más de 10 segundos).
Si la víctima respira normalmente:
– Colócala en posición lateral de seguridad (PLS).
– Llama al 112 o busca ayuda.
– Comprueba periódicamente que sigue respirando.
Si la víctima no respira normalmente:
6. Pide ayuda, llama al 112 o pide a alguien que lo haga e inicia 30 compresiones torácicas en el centro del pecho.
7. Realiza 2 insuflaciones con la vía aérea abierta (frente-mentón) y la nariz tapada. Si el aire no pasa en la primera insuflación, asegúrate de estar haciendo bien la maniobra frentementón y realiza la segunda insuflación, entre o no entre aire.
8. Alterna compresiones – insuflaciones en una secuencia 30:2 (30 compresiones y 2 insuflaciones) a un ritmo de 100 compresiones por minuto.
9. No interrumpas hasta que la víctima inicie respiración espontánea, te agotes o llegue ayuda especializada.
Por otro lado, tenemos otro imprescindible para los primeros auxilios: un desfibrilador, que afortunadamente, cada vez lo estamos viendo en más espacios públicos.
¿En qué consiste un desfibrilador?
La Fundación Española del Corazón nos dice que la desfibrilación se basa en la aplicación brusca y breve de una corriente eléctrica de alto voltaje para detener y revertir las arritmias cardiacas rápidas; situaciones en las que el número de latidos cardiacos aumenta en exceso o se produce una actividad eléctrica desorganizada, debido a que alguna zona o foco del corazón dispara impulsos de forma descontrolada, que no son efectivos o producen una inestabilidad hemodinámica (deterioro de los signos vitales) y que pueden llevar a una persona a una parada cardiaca. El choque eléctrico detiene la arritmia, lo que permite al médico identificar y solucionar las causas que la produjeron.
¿En qué casos está indicado?
En pacientes con parada cardiaca, pérdida de conciencia y fibrilación ventricular. Puede resultar paradójico y hasta confuso aplicar la expresión ‘parada cardiaca’ a lo que se deriva de una arritmia rápida. Sin embargo, cuando el corazón late tantísimas veces y de forma tan desorganizada, no puede bombear la sangre y, por tanto, su actividad se para. En estas condiciones la muerte sobreviene en pocos minutos si no se detiene la arritmia. La única medida que puede prevenir este desenlace es la desfibrilación eléctrica.
También está indicado en los pacientes con antecedentes de infarto de miocardio o miocardiopatía dilatada que presentan mala función ventricular y que no han sufrido ninguna parada cardiaca, pero que tienen alto riesgo de sufrir alguna arritmia cardiaca peligrosa (prevención primaria).
Según expuso la doctora Carrió, la forma de llevar a cabo estas prácticas varía dependiendo de si es un bebé, un niño o un adulto. Una clase magistral donde los asistentes pudieron practicar con muñecos y maniquís. Un aprendizaje que puede salvar vidas.