La Cova de les Morretes del Poble Nou de Benitatxell ya es un museo frente al mar. Tras los importantes hallazgos de un tesorillo del siglo XIX, al fin han concluido los trabajos de restauración de la cueva, situada en la Ruta dels Penya-segats, en un lugar privilegiado que cuenta con una de las vistas más espectaculares de la costa alicantina.
No se tenía claro cuándo fueron construidas estas casas cueva, sólo la fecha de abandono, en torno a los años 50-60 del siglo XX. Fue gracias al hallazgo del tesorillo y otras monedas afines lo que permitió a los arqueólogos datar el inicio de ocupación de estas cuevas en torno a finales del siglo XIX. Sirvieron como refugio para personas de condición humilde que se dedicaban a la pesca y a la explotación de los bancales aledaños. Como complemento a su precaria situación practicaban el contrabando, muy posiblemente de tabaco.
El proyecto, llevado a cabo por la empresa Arqueo Inventario S.L., ha contado con unos trabajos minuciosos, que en todo momento han conservado la esencia y los materiales originales. La primera fase del proyecto consistió en el desbroce de la zona, la limpieza de la cueva y la realización de un modelo fotogramétrico en 3D y vuelo con dron para recrear el espacio.
Después se empezó con la rehabilitación de las paredes, el techo y los elementos interiores, como el pesebre o la zona de bancos corridos. La parte del techo unida a la roca madre era una de las más deterioradas. Se había desprendido por las filtraciones de agua, que iban deshaciendo el mortero de cal que habían utilizado para pegar las piedras. Eso hacía que se fuera desplazando el muro de la cueva y que hubiera piedras sueltas. De forma meticulosa, se fueron sacando las piedras de la construcción original para volverlas a utilizar en la reconstrucción, y después se sellaron con los mismos materiales, en el caso de las paredes con mortero de cal.
También se restituyeron con los materiales originales los bancos corridos de piedra interiores, uno de ellos con la técnica de piedra seca y otro con la técnica del adobe, una mezcla de barro, arena y fibras vegetales. En el exterior se reconstruyeron los muros de piedra utilizando los mejores materiales, y se restauró la zona del pesebre y los bancos corridos.
El estudio del pesebre ha dado mucha información sobre las cerámicas, ya que era donde las tiraba el dueño de la cueva cuando se rompían. Han aparecido muchos fragmentos y gracias a eso se ha identificado una vajilla con platos, lebrillos y un bacín. También se ha realizado un estudio de los materiales que han aparecido en los bancos corridos exteriores, que se utilizaban para almacenar. Se presume que el animal, probablemente un burro, comía algarrobas y paja. Asimismo, se han observado fragmentos de cáscaras de almendra, con lo que se puede suponer que el dueño de la cueva se dedicaba a la recolección de almendra de los bancales, la almacenaba allí y se la llevaba al pueblo con el animal. Otro de los bancos habría sido utilizado para guardar leña.
Para proteger el interior de la cueva, que la gente que hacía la ruta solía usar como retrete, se ha cerrado con una puerta de madera resistente con dos dinteles. La puerta tiene una ventana con barrotes para que cuando no se pueda visitar, sea posible ver el interior de la cueva desde fuera, así como los elementos que se van a recuperar o recrear: una alacena restituida, réplicas de las cerámicas que se han encontrado en la intervención y el tesorillo de 68 monedas.
Y es que la pretensión del área de Patrimonio y Cultura es musealizar la cueva para que pueda ser visitada de forma presencial y virtual, convirtiéndola en un lugar accesible para todas las personas. “Queremos preservar y proteger este emplazamiento y poner en valor los importantísimos tesoros que se han encontrado gracias al trabajo de los profesionales de Arqueo Inventario”, ha señalado el concejal Víctor Bisquert.
Para ello, se va a actualizar y a renovar el panel informativo en tres idiomas (valenciano, castellano e inglés), se va a añadir un plano de la cueva, una fotografía del tesorillo y un QR para acceder al modelo 3D.
Además, La Cova de les Morretes ha sido objeto del innovador trabajo de final de grado para de Periodismo ‘Experiencia arqueológica inmersiva en vídeo 360°’, en colaboración con la Universidad Miguel Hernández.