La inquietud sobre la inteligencia artificial en gastronomía, se inclina más hacia el lado del miedo que hacia el de la curiosidad. En algunos restaurantes ya podemos ver robots humanoides dirigiéndose a nosotros, pero la inteligencia artificial pasos más allá para entrar también en más trabajos dentro de la cocina del restaurante, y, sin duda, irá encaminada a la sostenibilidad: aprovechar las verduras y frutas de temporada, también tendrá en cuenta el ahorro energético en las cocinas y salas automatizando procesos. Por otro lado, se decantará por atender la demanda de las tendencias culinarias internacionales. A fin de cuentas, lo que se pretende es llegar de la mejor forma a cada uno de nosotros de forma personalizada, consiguiendo así el plato que nos gusta, aunque eso sí, con el servicio más impersonal.
Quizá es hora de hacer un balance de cuánto vamos a ganar y cuánto vamos a perder. Es posible que mientras nos complacen con ese arroz irrepetible estemos perdiendo en el terreno de las relaciones personales con todas las consecuencias que ya estamos comenzando a palpar, o más bien, padecer.