El poder y la belleza de la madre naturaleza son inmensos, grandiosos, incontables. Ni el loco ingenio de Julio Verne hubiera podido imaginar todos los majestuosos lugares que alberga la Tierra en los rincones más recónditos. Porque sí, en pleno siglo XXI, todavía quedan recovecos aún desconocidos para la especie humana. Y, por extraño que nos parezca, uno de esos maravillosos y desconocidos lugares se encuentra en El Poble Nou de Benitatxell. Hablamos del Riu del Moraig o Riu Blanc, un río submarino de agua dulce y salada único en el mundo conformado por numerosos sumideros y galerías.
Son pocas las personas que se han adentrado en esta ignota cavidad en las mismísimas entrañas de la tierra. Aún hoy, después de casi 50 años desde las primeras exploraciones, el Riu del Moraig es un misterio sobre el que, poco a poco, trata de arrojar luz el Grupo de Exploración Moraig (GEM), formado por los buzos Eliseo Belzunce, Carles Ramoneda, Joel Borrazas, Guaica Armisén, Jonathan Alcántara, Vicente Gil, Belén Andrés, José María Cortés, Josi Olave, Sasha Karnilovich, Óscar Dolcet, Emanuel Ávila, Albert Pete y otros expertos geólogos, oceanógrafos, biólogos marinos, etc. que colaboran en sus estudios.
Desde 2013, este grupo de espeleobuceadores llegados de toda España ha asumido el reto de adentrarse en sus profundidades, y ha logrado llegar donde hasta ahora nadie había llegado. Otros trataron antes de completar los estudios realizados por José María Cortés o el alemán Bernhard Pack, quien murió en 1992 en una inmersión en el Moraig. Ellos llegaron a los 1.125 metros de distancia de esta compleja gruta y, posteriormente, un grupo de investigadores ingleses alcanzó los 1.350 metros.
Pero es que el GEM ha logrado duplicar esa cifra y llegar hasta los 2.500 metros de distancia y los 100 metros de profundidad. Y no solo eso. A pesar de que el extremo más lejano esté a 2.500 metros, en total, si sumas las distancias de todas las galerías secundarias, la cueva cuenta ahora con 6.000 metros de desarrollo conocidos, mientras que el último mapa que desarrolló Bernhard Pack tenía unos 2.500 metros, detalla Eliseo Belzunce, uno de los buceadores del grupo.
A estos progresos han contribuido la profesionalidad de los exploradores y los avances técnicos, que son muchos en comparación a los que había en los años 90. El Grupo de Exploración Moraig dispone de equipos que permiten estar mucho más tiempo debajo del agua y que no emiten burbujas, una iluminación mucho más potente y remolcadores más rápidos y con más autonomía. “Todo suma y hace que cosas que antes parecían impensables ahora se puedan hacer con más facilidad”.
Eso sí. El riesgo siempre está ahí. “Estás fuera de tu medio y cualquier pequeño fallo puede provocar un accidente. No obstante, somos un equipo con mucha formación, preparación y técnica, y los problemas que podemos tener debajo del agua son problemas previsibles”.
La última vez que estuvieron en la cueva fue el pasado mes de enero de 2023. “Fuimos porque no llovía desde finales de noviembre y pensábamos que las condiciones de visibilidad iban a ser muy buenas”. Sorprendentemente, no fue así, por lo que se dedicaron a tareas igualmente importantes, como pasar el scooter para sacar el mapa de una galería secundaria.
Ahora, tras todos los trabajos de exploración, esperan poder publicar pronto un mapa con los últimos avances realizados hasta la fecha. “Estamos sacando volúmenes de la cueva y tomando datos de rumbos, distancias, profundidades, etc. para poder elaborarlo”. Y será el mapa más completo y desarrollado de esta cueva marina. El de los lugares nunca explorados del Riu del Moraig.
Probablemente no sea el último. “Tenemos claro que esto va a llegar muy lejos. No sabemos cuánto, pero los geólogos prevén que podamos avanzar mucho más. Bien nosotros, o los exploradores que vengan después”, afirma Eliseo. Por el momento, es probable que la cueva del Moraig sea, en distancia, la segunda más larga de España. El Pozo Azul, en Burgos, es la sima más larga del mundo, con un sifón ubicado a 5.160 metros de entre los seis que se han explorado. Quién sabe si algún día el trabajo de estos exploradores otorgará al Riu del Moraig ese récord. Lo que sí es seguro es que queda mucho por descubrir.