Una veintena de pequeños municipios de la provincia de Alicante, entre ellos varias localidades de la Marina Alta, han unido sus voces en una iniciativa conjunta para exigir apoyo económico a la Diputación de Alicante que les permita abrir sus piscinas municipales este verano. La demanda se recoge en un documento firmado por 22 ayuntamientos con menos de 1.000 habitantes, muchos de ellos con serias dificultades presupuestarias.
En la Marina Alta, municipios como L’Atzúbia, Benigembla, Sanet, La Vall d’Alcalà, La Vall d’Ebo, La Vall de Gallinera, La Vall de Laguar y Llosa de Camacho han suscrito la petición, destacando el carácter vital que tienen estas instalaciones durante la temporada estival.
Sin alternativas para combatir el calor
“Las piscinas no son un lujo, son una necesidad para nuestros vecinos, sobre todo en pueblos pequeños donde no hay alternativas para sobrellevar el calor o para fomentar la convivencia”, ha explicado Maria Oltra, alcaldesa de L’Atzúbia. Según ha indicado, los costes de mantenimiento y personal que requieren las piscinas en verano resultan inasumibles para muchos consistorios con presupuestos muy ajustados.
Los ayuntamientos firmantes solicitan a la Diputación la creación de un plan específico de ayudas para sufragar los gastos extraordinarios vinculados a la apertura de las piscinas durante los meses de verano. Subrayan que la llegada de visitantes y el regreso de vecinos que residen fuera incrementa notablemente la demanda de servicios en estos municipios, ejerciendo una presión adicional sobre unas administraciones ya de por sí limitadas.
Ignasi Mora, alcalde de La Vall de Gallinera, recalca que la solicitud va más allá del verano de 2025: “Esto no es una cuestión puntual, sino estructural. Necesitamos que se reconozca la realidad del mundo rural. Si queremos luchar contra la despoblación, hay que garantizar servicios básicos, y eso incluye el acceso a espacios públicos como las piscinas”.
Ayudas insuficientes
Los representantes municipales denuncian además que muchas de las subvenciones actuales son finalistas y no permiten cubrir gastos corrientes o estacionales, como el funcionamiento de las piscinas. Por ello, reclaman planes flexibles, adaptados a las necesidades reales del territorio rural, ya se llamen Plan +Cerca o con cualquier otro nombre, siempre que respondan a la urgencia de la situación.
La petición es clara: ningún pueblo debería tener que cerrar sus piscinas o renunciar a servicios esenciales por falta de recursos. La Marina Alta se suma así a una reivindicación común que pone de relieve las desigualdades entre el mundo urbano y rural, y exige una acción decidida de las instituciones para garantizar la equidad territorial.