La comarca de la Marina Alta afronta un final de semana marcado por el calor y la humedad, según la previsión de la AEMET. Este jueves se esperan máximas de 31 ºC, con sensación térmica similar y niveles de humedad que alcanzarán el 95% en algunos momentos del día. Las probabilidades de lluvia serán reducidas, apenas un 10-15% en las primeras horas, aunque el viernes podrían repuntar hasta el 30%, especialmente a partir del mediodía.
El viento soplará de componente sur y este con rachas que pueden alcanzar los 45 km/h, mientras que el índice ultravioleta máximo será muy alto (8), lo que obliga a extremar precauciones en la exposición al sol.
El Mediterráneo, en niveles récord
A estas condiciones locales se suma la situación del Mediterráneo, que vuelve a rozar los 30 ºC, con valores entre 2 y 3,5 ºC por encima de lo habitual en zonas como el golfo de Valencia. Según el CEAM, solo en 2022, 2023 y 2024 se habían registrado temperaturas tan altas a estas alturas del verano, un indicador de la tropicalización del mar y sus posibles efectos en el clima de la región.
El meteorólogo Samuel Biener (Meteored) advierte que un mar tan cálido no basta por sí solo para generar lluvias torrenciales: es necesario que coincidan otros factores, como la presencia de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), flujos de levante marcados y el efecto de la orografía. Si bien cada verano aparecen algunas DANAs, no todas provocan episodios extremos; en ocasiones solo se traducen en tormentas locales intensas.
Posibles impactos en la Marina Alta
Para la Marina Alta, el Mediterráneo tan caliente supone un mayor potencial para lluvias intensas en otoño, aunque no implica necesariamente que se vayan a producir. Biener recuerda que las DANAs son muy erráticas y solo pueden preverse con pocos días de antelación. De momento, las tendencias estacionales no muestran un incremento claro de precipitaciones.
No obstante, el verdadero riesgo está en la vulnerabilidad del territorio: la ocupación de cauces, la urbanización de antiguas zonas inundables y la falta de prevención aumentan el impacto de posibles episodios de lluvias intensas. El cambio climático, además, eleva la probabilidad de que estos fenómenos sean más virulentos en el futuro.