A tan solo diez metros bajo el mar, la costa de Dénia ha desvelado parte de su pasado. Los buceadores Rafa Martos y Javier Reyes localizaron en esa zona restos que, según los indicios, podrían corresponder al bergantín goleta francés Rosa Madre, que encalló en la playa de l’Almadrava en febrero de 1899 mientras transportaba tejas y baldosas artísticas.
Según informa en un reportaje el canal de televisión À Punt, en el fondo marino se distinguen centenares de piezas cerámicas todavía ordenadas, así como numerosas baldosas colocadas unas sobre otras “como páginas de un libro”. Los descubridores afirman que también son visibles partes de la estructura del barco, perceptibles incluso desde el aire. La localización ya se ha comunicado a la Guardia Civil y, por motivos de protección, se mantiene en secreto para evitar expolios.
El hundimiento del Rosa Madre
La embarcación francesa, de 245 toneladas y diez tripulantes, sufrió el accidente al aproximarse a la costa tras creer haber superado el cabo de Sant Antoni, tal y como documenta el investigador Antoni Rodríguez. El naufragio se produjo en un momento en que Dénia mantenía estrechos lazos comerciales con Marsella, desde donde se distribuía la pasa hacia Europa.
El hallazgo respalda las hipótesis planteadas por el Museo Arqueológico de Dénia, que en 2010 ya había advertido sobre la aparición de restos marinos arrastrados por los temporales. Más de cien años después, el mar ha devuelto a la superficie fragmentos de un legado histórico que, según los especialistas, podría volver a quedar sepultado bajo la arena en cualquier momento.