Sociedad

La prostitución en la Marina Alta se transforma: del consumo colectivo en clubes a la búsqueda individual y discreta en pisos

Un estudio de la Xarxa Comarcal d’Igualtat refleja los datos de esta práctica
Mapa de la prostitución de la Marina Alta / Xarxa Comarcal d’Igualtat

El consumo de prostitución en la comarca de la Marina Alta atraviesa una profunda transformación. Así lo revela un estudio impulsado por la Xarxa Comarcal d’Igualtat, que analiza por primera vez en profundidad las prácticas de los clientes masculinos y su vínculo con la construcción de las masculinidades patriarcales.

La investigación constata una transición clara en los escenarios y formas de consumo. Los tradicionales clubes de alterne y tramos de carretera de la N-332, antaño epicentros visibles de la prostitución, han perdido protagonismo. En su lugar, proliferan pisos y chalets particulares anunciados en internet, ubicados en los municipios más grandes o en urbanizaciones dispersas. Esta tendencia responde a la búsqueda de discreción, anonimato y horarios más flexibles por parte de los clientes.

De lo colectivo a lo individual

Otro de los hallazgos más relevantes es la erosión de las prácticas colectivas vinculadas a la prostitución. Durante décadas, acudir en grupo a clubes formaba parte de rituales masculinos asociados a la fiesta, la vida laboral o el deporte.

Entre hombres de entre 40 y 60 años, estas dinámicas estaban normalizadas y legitimadas como espacios de sociabilidad y validación de la masculinidad. Sin embargo, el estudio señala que estas prácticas están en retroceso, dando paso a un consumo más individualizado e invisible.

No obstante, la dimensión colectiva no desaparece del todo: los llamados “foros de puteros” en internet han emergido como nuevos espacios de socialización masculina, donde los clientes comparten experiencias, intercambian información y buscan validación de sus pares. Estos foros funcionan como mecanismos de legitimación grupal en un contexto social donde la prostitución ha perdido aceptación.

Justificaciones y discursos legitimadores

El informe destaca que, ante la creciente crítica social y el avance del feminismo, muchos hombres desarrollan discursos legitimadores para justificar su consumo. Entre ellos, que “todos los hombres lo hacen”, que la prostitución “siempre ha existido”, o que se trata de “un servicio necesario para cubrir necesidades masculinas básicas”. Otros alegan que las mujeres ejercen voluntariamente y que incluso se benefician económicamente de una posición de poder frente al cliente.

Sin embargo, el estudio aclara que el estigma de la prostitución recae sobre las mujeres que ejercen, no sobre los clientes, quienes solo lo experimentan de manera “transitoria” mientras consumen servicios sexuales.

Nuevas generaciones, nuevas dinámicas

Pese a que hombres de todas las edades siguen recurriendo a la prostitución, se observan cambios generacionales. Los más jóvenes tienden a desligar el consumo de los espacios colectivos tradicionales y lo integran de forma más individualizada, marcada por el uso de aplicaciones, redes sociales y entornos virtuales. Al mismo tiempo, el auge de los feminismos y la mayor presencia de espacios mixtos de ocio están erosionando las viejas prácticas grupales asociadas a la virilidad.

Las conclusiones del estudio son contundentes: el consumo de prostitución no solo responde a un acceso al sexo, sino que se trata de una práctica interiorizada y naturalizada como parte del “ser hombre”. A través de ella, los varones aprenden a relacionarse con las mujeres, gestionan vínculos y emociones, y refuerzan masculinidades patriarcales que reproducen privilegios de género.

El informe alerta de la necesidad de trabajar en prevención social y reducción de daños, poniendo siempre en el centro a las mujeres que ejercen, y cuestionando los mandatos patriarcales que legitiman el consumo masculino.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *