La llegada del verano es esperada por muchos de nosotros, es una época que la mayoría hacen coincidir con sus vacaciones y por ese motivo es un periodo del año señalado, pero ¿realmente es solo por eso que nos guata tanto el estío? Evidentemente, este es un motivo de peso pero realmente existen otras causas que avalan al verano como el idóneo para hacerse sentir mejor.
El sol
Nuestro cuerpo precisa vitamina D para funcionar correctamente. Una de las maneras más simples y rápidas de absorber este nutriente es mediante la exposición a la luz solar y el verano es el tiempo ideal para obtenerla. La vitamina D es la responsable de sostener y apoyar cientos de funciones en el organismo que impactan directamente en el sistema inmune, en el estado de ánimo y el cerebro.
El tipo de comida
En el verano se tiende en cambio a consumir más frutas y verduras frescas, lo que repercute de manera directa en el bienestar físico y mental.
Se duerme mejor
Cuando el cuerpo recibe la luz solar mediante el contacto con las pupilas, se envía de inmediato un mensaje a la glándula pineal para que se detenga la producción de melatonina (la hormona que facilita el sueño). A medida que el sol va bajando, el organismo se va preparando para una noche de descanso profundo ya que los niveles de melatonina se elevan.
Durante los días de invierno y frío, el cuerpo no recibe una cantidad suficiente de luz solar. El mecanismo de esta hormona se ve entonces obstaculizado y tiende a disminuir su producción durante la noche, lo que afecta el sueño.
Disminuye la depresión
El síndrome afectivo estacional suele presentarse durante la época de bajas temperaturas en la que los días son más grises y las personas tienden a quedarse más encerradas en casa. Los síntomas de esta forma de depresión suelen desaparecer cuando llega la primavera, momento en el que la energía y el estado de ánimo se estabilizan.
Una de las causas de este retorno del equilibrio tiene que ver con el hecho de que en los meses de verano el cuerpo está más expuesto a la luz solar y el cerebro produce además una mayor cantidad de serotonina (el neurotransmisor asociado con la felicidad).
Más tiempo en la naturaleza
Pasar tiempo en contacto con la madre naturaleza (al menos unos minutos al día) produce efectos magníficos a nivel cerebral y en todo el organismo. Desde aumentar la concentración y mejorar el estado de ánimo hasta disminuir la inflamación y facilitar el ejercicio, la naturaleza se encarga de allanarnos el camino.
Y no hay dudas de que durante la época estival se disfruta más de los espacios verdes tanto en las grandes ciudades como en un pueblo alejado.
Se fortalece el sistema inmune
La exposición a la luz solar también regulariza el sistema inmunológico y ayuda a tratar las enfermedades autoinmunes como la psoriasis. Es más, gracias a la luz solar es común el aumento de la cantidad de glóbulos blancos fundamentales a la hora de defender el organismo ante infecciones y enfermedades varias.