La Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio ha sacado a licitación la concesión demanial para la construcción y explotación de una instalación de ocio y hostelería en el Puerto de Dénia. El proyecto, anunciado este miércoles en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV), contempla además la regeneración ambiental de la zona donde se ubicará.
Según explicó el director general de Costas, Puertos y Aeropuertos, Marc García Manzana, la concesión será a 30 años e implicará la recuperación del cordón dunar de 1.750 metros cuadrados en el área portuaria del Raset, sobre un total de 7.000 metros cuadrados destinados al proyecto. El concurso partirá de un canon mínimo de 30.000 euros anuales, y la inversión prevista podría alcanzar los 12 millones de euros. “La Generalitat avanza hacia un modelo que combina actividad económica, regeneración ambiental y modernización portuaria”, defendió García Manzana.
Críticas desde el consistorio dianense
El anuncio ha provocado la reacción inmediata del equipo de gobierno de Dénia, que acusa a Ports de actuar “a espaldas de la ciudad” y de entender la gestión del puerto únicamente como “un negocio privado”. En un comunicado emitido este miércoles, el consistorio lamenta que la Generalitat no informara previamente al Ayuntamiento, pese a que la comisionada autonómica en el puerto es la concejala popular Pepa Font.
“Lo que hace Ports es vender a trozos el dominio público al mejor postor, mientras seguimos pagando con fondos municipales gastos que deberían ser suyos, como el mantenimiento del alumbrado o la jardinería del puerto”, reprocha el gobierno local, que cifra esos costes en más de 100.000 euros anuales. También denuncia la falta de avances en reivindicaciones históricas como la creación de una zona pública para actividades náuticas o la firma de un convenio que regule las competencias compartidas.
El ejecutivo dianense subraya, además, la “contradicción” que supone impulsar un nuevo complejo de hostelería en primera línea mientras se descartaba el proyecto del instituto Gent de Mar por problemas de ubicación. “Un instituto no da dinero, pero más locales de ocio y restauración, sí”, critica la nota municipal, que enmarca la operación en un “modelo de ciudad” basado en la explotación intensiva de la fachada marítima.
Es un despropósito. Acaban de proteger las aguas que hay delante de este pedazo de tierra y ahora aprovechan para sacar adelante un proyecto que ni de lejos beneficia a ningún vecino. A ninguno excepto a los empresarios hosteleros locales de turno. Suma y sigue.