
El apagón sufrido este 28 de abril a nivel nacional se hizo notar también en la Marina Alta, pero sobre todo por las imágenes que dejó en Dénia. Durante prácticamente toda la tarde, negocios, tiendas, restaurantes, servicios públicos y ferroviarios tuvieron que paralizarse por completo.
Sin energía, la oscuridad se adueñó del interior de los establecimientos que operaron como pudieron durante las primeras horas del corte de suministro eléctrico. El caso más llamativo fue el de los supermercados; estantes prácticamente vacíos, largas colas de vecinos y vecinas que pretendían ser precavidos y productos básicos agotados.

Además, los cajeros automáticos dejaron de funcionar, siendo un punto clave el poder usar dinero en efectivo, ya que en varios negocios que todavía operaron durante unas horas, el datáfono y el pago por tarjeta de crédito no seguía operativa.
De la misma manera, el servicio ferroviario se paralizó por completo por seguridad. La línea 9 del TRAM d’Alacant cesó su actividad y en la estación de trenes de Dénia pudimos ver los coches completamente parados, así como carteles indicativos.
Según informan desde Adif, durante el día de hoy se han reactivado los servicios de manera paulatina según se confirme la viabilidad de las diferentes líneas.
Una de las caras más curiosas del apagón la pusieron los restaurantes y bares de la ciudad. Sin luz pero con los arcones, neveras y congeladores aguantando durante unas horas temperaturas frías, pudieron dar servicio hasta prácticamente media tarde, algunos incluso más.
«Estuvimos sirviendo tapas para poder dar algo de servicio y además, la bebida todavía se mantenía fría durante algunas horas», nos comentaron Cristina y Juan Antonio Vives, tercera generación de la Tasca Eulalia, mientras aprovechaban el producto antes de bajar la persiana.

La restauración no paró en seco durante el apagón, pero los que si pusieron una marcha más para poder sacar el máximo posible a su producto fueron las heladerías. Largas colas pudimos ver en Verdú durante varias horas para poder «salvar» la cantidad máxima posible del helado que tenían en las neveras y congeladores.

Un momento histórico el que vivimos ayer en todo el país y con un prisma local de lo más curioso, donde los transistores, las radios a pilas, las linternas y las velas, fueron protagonistas de una jornada marcada por la incertidumbre y la oscuridad.
Que por cierto, esta última, nos dejaba unas horas de auténtica maravilla para los que desde el casco urbano pudieron disfrutar de un cielo completamente estrellado, escapando durante unas pocas horas, de la contaminación lumínica. Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga.

Todas las imágenes de esta galería las comparte nuestro compañero Tino Calvo, que estuvo plasmando las calles y la vida de la ciudad durante el apagón.