El equipo de la Universidad de Texas, liderado por el estudiante doctoral de Neurociencia Computacional Jerry Tang y el profesor auxiliar de Neurociencia y Ciencia Computacional Alex Huth, apunta su aplicación práctica en personas que son conscientes mentalmente pero que están incapacitadas para hablar, como personas que pueden haber pasado por un ictus.
Transpasar la barrera de la intimidad
Los autores han tenido en cuenta esta grave alarma ética y aseguran que la inteligencia artificial solo funciona en las personas que la han entrenado conscientemente y, lo más importante, están dispuestas a que el descodificador semántico les lea el pensamiento.
Sea como sea, este impresionante avance no deja de cuestionarnos para qué y y con que finalidad se pretende llegar a una parte jamás que creíamos que era para nosotros mismos y que nadie la podía invadir. Y lo peor de todo, cómo afectan estos descubrimientos y cómo se van a manejar dentro de una sociedad que cada vez necesita traspasar más barreras sin sentirse realmente feliz.